lunes, 10 de junio de 2013

Mi príncipe verde


Si, si, mi príncipe verde; es una tontería pero la cuarta vez que vi al que ahora en mi marido Iaios iba vestido de verde y pensé es un príncipe verde.
Nos conocimos porque mi primo estaba cortejando con la hermana de Iaios; tanto yo como él fuimos a ayudar a mi primo a vendimiar en una finca que en la actualidad en nuestra. Yo era vergonzosa así que cuando llegue no dije nada me puse a escuchar música y a vendimiar; a la hora de desayunar él y mi primo me miraban y se reían, y yo les insulte “cabrones”. Pues debe enamorar la palabrita porque aquí estamos hoy juntos.
Él cortejaba con una chica de otro pueblo, yo ahora siempre le digo que a saber lo que le dijo de mi a aquella chica; yo era una chica inocente y con muchas ganas de jugar, así que una vez cogí confianza empecé a correr detrás de él y a marearlo.
Después de esos dos días no lo volví a ver hasta año nuevo que nos encontramos en el pub, me dijo que ya no tenía novia; yo ya lo sabía, una vecina suya estudiaba conmigo y me lo dijo. Y llevo otra vendimia y nos volvimos a encontrar, más juegos entre los dos. Y se caso su hermana y mi primo, y ese día no me hizo mucho caso. Y llegaron las cenas, íbamos a cenar los domingos con mi primo y su hermana; y de cena a cena al final empezamos a salir, y se terminaron las cenas.
Nunca me hubiera imaginado que él y yo terminaríamos juntos, no me daba cuanta que me estaba enamorando. La verdad no creía encontrar a nadie para mí, el daño psicológico que me hizo el desprecio de mis compañeros de clase, me hizo pensar que terminaría sola.
Él se preocupaba por mí, me quería, me daba amor y cariño; no sé cuánto tiempo no hacía que no sentía el amor y cariño de una persona. Siempre que estaba de bajón y lo necesitaba venía, siempre a mi lado.
Pero poco a poco al cabo de unos años todo fue cambiando, no estaba tanto conmigo, las excusas y mentiras siempre le acompañaban; yo no entendía nada, hasta el día que me dijo que se había enganchado a la cocaína. Yo la había probado con él, pero no me gusto la sensación, y que no, que eso no era para mí. En fin que entramos en un espiral de “mierda” (perdón por la palabrita), pero la relación se destrozaba.
Por suerte salió de la adicción, fue duro; un día ya escribiré como fue todo el proceso y como su familia no le ayudo en nada.
Después de todo esto nos fuimos a vivir juntos, por fin la calma volvía a nuestra relación y por suerte aunque hemos tenido y tenemos muchas pruebas que superar en el camino, estamos luchando juntos. Cuando uno pierde las fuerzas allí está el otro para animar y viceversa.
Como estábamos tan bien, pensamos que una vez casados podríamos ampliar la familia; y dios mío, menuda luna de miel, casi todos los días en la cama. Pero no funciono, seguimos intentando aunque sin preocupación, yo ya sabía que nos iba a costar un poquito, mi regla era muy irregular y si teníamos que pillar los días fértiles sería complicado. Un test de embarazo, y otro y otro, y nada de nada.
Como vivíamos de alquiler y sabíamos que un día nos tendríamos que ir de allí decidimos comprar un piso. El piso termino siendo una de nuestras pesadillas.
Aplazamos tener niños hasta que tuviéramos el piso; también pensé que sería mejor perder peso antes de un embarazo, nunca había pesado tanto 95 kilos, sino recuerdo mal; y solo mido 1,53m. sumar un embarazo a mi peso hubiera sido desastroso para mi espalada, suelo tener bastantes dolores de espalda.
En fin que nos fuimos a vivir a casa mis padres, para ahorrarnos el alquiler; y aplazar el embarazo para cuando estuviéramos en nuestro piso.

2 comentarios:

  1. Buenas, llegue leí y me enganché, con tu permiso me quedo en tu blog de seguidora de tus historias.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por estar aqui.
    Un abrazo

    ResponderEliminar