jueves, 6 de junio de 2013

Yo y mis circunstancias

Decir que fui una niña feliz sería un error, tampoco creo que fuera tan mala infancia, pero no feliz, no con amor y cariño; o por lo menos así lo sentí yo.
Mis padres, ellos y su mundo, principalmente mi madre es la que vive en su mundo de Peter Pan, ella bien, mierda para todos. Cuando nací vivíamos mis padres, mi hermano y mis abuelos paternos; mi abuelo el único al que le caía la baba conmigo, murió cuando yo tenía un añito. No lo recuerdo.
Según mis ojos, mi abuela y mi madre solo estaban por mi hermano, y mi padre no estaba mucho en casa; yo creo que soy más niña de papa, pero él no es de dar amor, así que me sentía más sola que la una.
Con mi madre tenía buena relación hasta que nos cambiamos de casa, y ella se quejaba de que yo no ayudaba en casa, tenía 13 años que quería una “chacha”. En verano los dos días que ella trabajaba preparaba la comida; esto fue al principio, al final cocinaba más yo que ella. Tiene gracia que se quejara que yo no ayudaba, cuando ella solo lavaba la ropa y planchaba; limpieza nula, y sigue igual, si yo no limpiaba la casa se acumulaba la mierda; ella si me veía limpiar se iba, no me ayudaba; aunque creo que para entonces ya tenía un par de años más. El discutir con ella era casi diario, ahora casi solo nos vemos en el trabajo.
Con mi padre… no sé, no me discutía nunca pero tampoco creo que se preocupara por mí, o por lo menos no lo demostraba, y sigue igual; un día se le enciende una bombilla en la cabeza y se acuerda que tiene una hija y llama, vivimos en el mismo pueblo pero apenas nos vemos.
Con mi hermano de pequeños nos peleábamos y siempre terminaba pegándome, él es un año mayor que yo; pero ni mi abuela, ni mi madre le decían nada, mi padre tampoco pero como ya os he dicho él al ser camionero no estaba en casa siempre. Ahora nos llevamos muy bien y nos preocupamos uno del otra, él se independizo y se fue del pueblo, no me extraño, tener a mi madre todo el día delate y detrás, tenía que ser insoportable.
El colegio y el instituto, sin amigos. La gente de mi edad se reía de mi, estaba gordita, esta es mi cruz, he hecho todas las dietas habidas y por haber, funcionan pero al cabo del tiempo vuelvo a estar igual; la verdad que hoy no me veo mal, pero también estoy a dieta, jajjajajja. Creo que también el hecho de que mi hermano tuviera problemas de incontinencia cuando iba al colegio me afecto a mí, era la hermana del meón; los niños pueden ser muy malos. En el instituto fue algo mejor, aunque los de mi pueblo ya se encargaron de mal hablar. Hubo una chica que la cogió conmigo en primero de bachillerato, por llevar los mismos pantalones, y que querías que hiciese si no tenía otros, y eran tejanos que si los lavas encojen, y el último mes ya no los podía lavar porque como me había engordado luego no me cabían; y mi madre en su mundo de Peter Pan, ni se entero, no vio que no tenia ropa, que no se lavaban pantalones míos; yo no decía nada, no me quejaba, como yo digo, era mi mierda y yo me la comía; y la verdad aun sigo con esta teoría. Siempre me he juntado con los desgraciaditos, o sea, que a los que no nos quería nadie nos juntábamos.
Yo no sentí que mis padres se preocuparan de mis notas, de cómo me iban los estudios; de mi hermano si, como a él le iba mal. Creo que soy una superviviente porque si algo me iba mal era yo la que me consolaba y sacaba fuerzas para volver a afrontar el día a día; y aun es hoy que no tengo confianza con mis padres para explicarles nada; bueno mi madre se lo ha ganado a pulso, por chivata; ya os contare las veces que me ha fallado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario